El Lenguaje de la Conexión.

¡Qué hongo, Emprendedores!

Siempre me he considerado un introvertido. Por esto y por otras características de mi personalidad, nunca me interesó ser un “líder”; es más, dudaba que tenía la capacidad para hacerlo. Durante el kinder y hasta la universidad, en ocasiones me tocaba ser el líder de un equipo de trabajo, pero nada más. Tampoco era un rol al que se le diera mucha importancia. Tres doritos después, ahora escribo desde el punto de vista de una persona que tuvo la fortuna de dirigir diferentes equipos de abogados durante un tiempo considerable.

Partiendo de esta experiencia y el conocimiento que he adquirido de mis estudios respecto del proceso para construir verdaderos equipos de trabajo, quiero platicarles del “Lenguaje de la Conexión” (en adelante el Lenguaje).

Hablar el Lenguaje es apartarse del modelo estándar que predomina en las relaciones laborales. Este es más íntimo y, como consecuencia, transforma el elemento principal que distingue a aquella, la subordinación. Implica un riesgo, sí, porque se vuelve mucho más difícil despedir a una persona con la que has desarrollado una fuerte relación. No obstante, el impacto positivo que tendrá en ustedes y sus organizaciones sobrepasa cualquier riesgo.

Lo considero como la piedra de Rosetta que tienen los líderes para descifrar el complejo organismo que es el equipo de trabajo. Con práctica, constancia y paciencia, podrán llegar a entenderlo y, eventualmente, influenciarlo para mejorar.

Estos son los componentes del Lenguaje:

Demostrar interés genuino

En la práctica:

  • Sonríe y sé amigable con las personas. Esto despierta en ellas un sentido de seguridad y confianza.

  • Sé empático. La vida es complicada y no sabes lo que ha experimentado la otra persona.

  • Busca conocer verdaderamente a una persona y trata de comprenderla. Esto va más allá de las preguntas superficiales que siempre hacemos; requiere una inversión a largo plazo para profundizar en sus intereses, emociones y perspectivas.

Reconocer

En la práctica:

  • Aprecia las cualidades de cada persona. Cada uno de nosotros es único e irrepetible, y lo mismo sucede con nuestras aportaciones al equipo.

  • Pon retos y establece una reputación a la cual esa persona puede aspirar.

  • Enfócate en las áreas en que ha mejorado la persona en lugar de criticar. Muéstrale que los errores se pueden corregir y motívala para seguir intentando y aprendiendo.

  • Habla primero de tus errores, antes de criticar los de otros.

Nutrir

En la práctica:

  • Cree en tu misión y la de tu equipo.

  • Mantén una comunicación clara y simple con las personas.

  • Siempre explica el qué, cómo, cuándo y dónde de los objetivos.

  • Involucra a todos los miembros y exijan entre ustedes un alto nivel de humildad y responsabilidad. Busca empoderar.

  • Repite 1 y 2 constantemente.

Como siempre sucede cuando aprendemos una nueva habilidad, probablemente tendrán más errores que aciertos. Es normal. Solo sigan practicando y tengan paciencia. Les prometo que esta habilidad les funcionará en todos los aspectos de su vida.


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